Lo revelado y lo escondido

Lo revelado y lo escondido


A medida que avanzamos en los días privados de libertad van apareciendo en nosotros diferentes partes ocultas no reveladas hasta ahora.
Experimentamos una privación de libertad que hace reaccionar nuestras partes más instintivas. Estas partes toman el control de la situación, de poco sirve la racionalización en estos momentos. Estamos  en un estado de alerta, donde los "fantasmas" que creíamos olvidados aparecen y aquellos que ni siquiera sabíamos que teníamos emergen cual Tsunami.
En la primera semana, con todavía la adrenalina en nuestro cuerpo,  hubo quien se lanzó a una hiperactividad virtual, y entre  éstos, los que atacaban cualquier acción viniera de una parte o de otra, también estaban aquellos que alentaban y daban un testimonio de esperanza, en ocasiones un tanto “naif”, pero esperanza al fin i al cabo. A los primeros los pausé en mi Facebook durante 30 días, y a algunos los eliminé. No era momento de crítica voraz, sino de aunar esfuerzos y consensos.
Hubo quien se silenció externamente y se activó internamente, librando una batalla en su interior que agotaba sus fuerzas  llevándolos a la extenuación.
Hubo también los que se recluyeron en sí mismas en una actitud de observación interior, viendo qué ocurría en el exterior y cómo afectaba eso a su Organismo.
Hubo y habrá de todo, ( porque hacemos lo que podemos) pero parece que existe un consenso y es que delante de una experiencia tan extraordinaria como la que estamos viviendo, aparecen reacciones también extraordinarias.
Verse privado de libertad suscita en nosotros rebeldía, miedo, paralización, rabia, tristeza, ansiedad, et...
Estas emociones y sensaciones  nos da una muestra de cómo se comporta nuestro organismo ante un Shock.  Nuestro cuerpo se contrae, se acoraza con el objetivo sano de preservar nuestra integridad física y psicológica.
En esta etapa es muy difícil poner palabras a lo que nos ocurre, es difícil hilar un relato consciente ante la tamaña ola que nos invade. En estos casos nuestro cuerpo es el relato. Un relato no lineal, porque nuestro cuerpo no entiende de tiempo, estamos atrapados en la intemporalidad a la cual no estamos acostumbrados, en la que la incertidumbre parece ocupar nuestra totalidad.
La sensación de pérdida nos anuncia que habrá un duelo. Duelo por las cosas esenciales; un paseo, el roce de una mano en la tuya, el contacto tibio del otro cuerpo, una taza de café delante del mar, una voz que te tranquiliza, unos ojos que te miran con ternura y te dicen que todo irá bien, el sonido de la respiración compartida, la risa, el sabor que tiene la libertad, el olor del amor, el gusto del saber, el tacto de pertenecer a alguien, el sonido del silencio.....
“ Estoy en uno de los  pisos donde viví con mis padres. Yo tenía 18 años. Recorro mi habitación, avanzo hasta el comedor, visito la habitación de mi padres y la sala de estar. Llego hasta la cocina donde se encuentra mi madre. Abre sus brazos y me acoge, me acurruco a ella llorando (lloro por la experiencia que estamos viviendo ahora del confinamiento), ella me dice con una voz dulce : ¡ Todo irá bien!.”
Este sueño que tuve me dio esperanza, lo escondido fue revelado. En todos nosotros existe un núcleo biológico sano y esencial, que mantiene en coherencia de nuestro Organismo aún y sobre todo, en medio del Caos.
No sabemos cómo saldremos de esta experiencia, tanto individualmente como colectivamente, pero saldremos. La vida nos hace una pregunta cuya única respuesta será tu propia Vida.




Mascarilla, Corazas y Sensaciones



Mascarilla, Corazas y Sensaciones
Ayer fue el primer día. Uno de tantos si no fuera porque la cotidianidad y el tiempo ya viene alterándose desde hace dos meses. De vuelta a la ciudad Condal, casi desierta, al menos en el barrio donde tengo la consulta. Algunos comercios abiertos, algunos bares que sirven bebidas con un aire casi furtivo, el “chino” del barrio aún está cerrado. La sensación de que ahora el tiempo nos malgasta como antes lo malgastamos nosotros a él. En mi consulta todo sigue aparentemente igual, los objetos que dejé el último día, hace dos meses, permanecen igual, algún desorden me muestra lo apurado del último día que estuve ahí. Una planta no pudo con el tiempo, otras surfearon la situación y han salido favorecidas. El silencio, ¿y ahora qué?. Es el mismo lugar, pero yo ya no soy yo, a mí, como a una planta el tiempo de confinamiento me transformó sin saberlo. Me resulta extraño el lugar, extraña la atmósfera, extraño el olor, extraño el sonido. En unas horas recibiré las primeras visitas y queda acondicionar la consulta con el protocolo preventivo para “combatir” un agente al que no vemos, un agente al que tememos más que a nosotros mismos, un agente que nos separa del otro, un agente que nos mantiene en un estado de incertidumbre comparable con.... ¡No se con qué se puede comparar! quizás no se pueda. El Otro se vuelve extraño con mascarilla en el consulta, está pero no del todo. Está pero una coraza se interpone entre él y yo. El Otro con su Coraza añadida  y yo con la mía. La comunicación no es muy favorable para ninguno de los dos. La distancia corporal aséptica incrementa la separación emocional. ¿Puede sentirme la persona que tengo delante? ¿estoy presente para ella? La impotencia en mí crece a medida que pasa el día, no logro conciliar la asepsia con la presencia al Otro. La respiración se hace difícil, el oxígeno o la falta del mismo detrás de la mascarilla pasa factura conforme van pasando las horas. Me acuerdo del personal sanitario que tienen que soportar la tortura de los trajes y mascarillas. Por fin en una tentativa de descarga mis lágrimas recorren mi cara y se deslizan hasta mi pecho. Ahí, ahí es donde me tengo que mantener si quiero continuar. Sentir y percibir para no acorazarme en exceso, dejar libre a mi Organismo para que prosiga su curso. “El tiempo está fuera de quicio” decía Shakespeare en Hamlet cuando se le aparecía el fantasma de su padre. Ahora aparecen fantasmas olvidados, aparecen fantasmas no imaginados... fantasmas que aún no se ven pero que sabemos que están ahí. ¿Estuvo alguna vez el tiempo en su estado natural?